Hoy empezamos con la escuelita. Iniciaron la actividad 7 chicos y chicas. Hubo padres que acompañaron a sus hijos. Alumnas, egresados, funcionarios de la provincia. Docentes de la escuela. Hoy empezamos algo distinto en la escuela, hoy seguimos mostrando que la escuela se puede y debe abrir hacia la comunidad. Nos debemos a ellos. Somo ellos.

Estas acciones que hicimos hoy como escuela producen sensaciones muy particulares. Son esas acciones, esas cosas que hacen que el corazón suene más fuerte, que el cuerpo transpire diferente, esas cosas que nos hacen cambiar la voz, esas cosas que hacemos que nos alegran el día, esos pequeños actos que nos enamoran del día. Esas acciones que nos dan sentido a las otras cosas que hacemos.

Estas acciones pequeñas pero intensas son las que nos permiten imaginarnos el presente y el futuro de forma diferente. De hecho esas pequeñas grandes cosas por sí solas, nos cambian el día, nos hace pararnos más fuertes frente a lo que viene, nos emociona como pocas cosas, nos hacen poner el horizonte más cercano a nuestro cuerpo. Nos fortalece frente a los nuevos problemas que tengamos. Son sanadores de nuestros cuerpos. Somos mejores como personas y como escuela cuando podemos ayudar y querer estar con ese niño, con ese adolescente, con ese hombre, con esa mujer, con ese joven. Y cuando cada uno de ellos, quiere estar y sentirse parte de nosotros.

Somos ustedes y ustedes son nosotros. Es así de simple.

Soñamos despiertos que era posible llegar a este día. En ese sueño nos imaginamos una escuela abierta y solidaria. De tanto dibujar estos sueños, nos encontramos junto con el área de deporte de la Provincia, con la Municipalidad,  con  empresas cordobesas que miraron nuestros propios sueños y lo hicieron propio con sus aportes y de tanto soñarlo, le dimos cuerpo y acá estamos.  A partir de ahora, la escuela les pertenece. Ustedes son escuela, seremos lo que queramos ser y con ustedes seremos siempre mejores.

Hoy empezamos a dar respuesta a esa pregunta que Ricardo Molinari, creador del básquet para ciegos se hizo cuando estuvo en presencia de unos niños ciegos y se decía: «¿Por qué no pueden jugar ellos? ¿Qué se puede hacer?». Y dijo: «tengo que hacer algo»  Y parece que contagió a todos con su pregunta, porque hoy el profe Walter Garrone logra dar una mayor respuesta. No sólo se puede hacer algo sino que ese algo puede ser una escuela pensada para ellos y ellas, esos niños y esos jóvenes que parecían hace un tiempo que no tenían lugar para el deporte. La escuela logra su propósito de abrirse y lograr generar propuestas de mayor inclusión.

Bienvenidos a la escuela! Gracias por dejarnos estar con uds.

Seguimos con la escuela la semana que viene. Los jueves, desde las 15:30 hrs.

Francico Ferreyra.
Director de la ESCMB