Córdoba, 02 de julio de 2018

A la comunidad educativa de la Escuela Superior de Comercio Manuel Belgrano, padres, madres, estudiantes, docentes y no docentes:

En el marco de los hechos ocurridos el miércoles 13 de junio en la Escuela Superior de Comercio Manuel Belgrano, y antes de comenzar el receso invernal, como autoridades consideramos que estos acontecimientos constituyen una oportunidad propicia para reflexionar y para reforzar las finalidades educativas que como escuela secundaria sostenemos.

La Escuela, en su nueva propuesta curricular, explicita los propósitos formativos de la Institución para el nivel secundario, los que se fundan en las finalidades establecidas en la Ley de Educación Nacional 26206. La formación de adolescentes y jóvenes, como sujetos de derechos, de obligaciones y responsabilidades, para el ejercicio pleno de la ciudadanía y la generación de condiciones para la transmisión de valores que propicien la igualdad de derechos y el respeto y reconocimiento de las diferencias, son algunos de los propósitos formulados en el nuevo plan de estudios, que también se reconocen en la anterior propuesta curricular.

En relación con la Asamblea solicitada por los miembros de la Comisión de Género para ser realizada el miércoles 13 de junio a las 7,45 hs, cabe aclarar algunas cuestiones.

En primer lugar, la iniciativa para la realización de esta actividad no nació del Centro de Estudiantes, entidad reconocida por la Institución como espacio representativo de los alumnos, dado que expresa en su constitución la elección realizada por los estudiantes. Tampoco fue respaldada por el Centro de Estudiantes ni hubo nota presentada formalmente por ninguno de los dos espacios de participación. Al respecto, es relevante señalar que el Estatuto del Centro de Estudiantes de nivel secundario de la Escuela Superior de Comercio Manuel Belgrano establece lo siguiente: “Artículo 30: La Asamblea General podrá ser convocada sólo por decisión de la Asamblea de Delegados, la Comisión Directiva o los Consejeros Estudiantiles”.

Por otra parte, la convocatoria a la Asamblea realizada por los estudiantes pertenecientes a la Comisión de Género de la Escuela proponía la discusión de la temática del aborto a partir de una postura, asumiendo la posición de todo el estudiantado como una idea monolítica y sin miradas diferentes.

En ese sentido, la Escuela no acompaña esta inquietud debido a que justamente debe propiciar como institución democrática que todas las posturas se expresen en igualdad de condiciones, garantizando la participación de todos los estudiantes, habilitando la palabra a todos los alumnos sin que se vean violentados por la imposición de una consigna previamente asumida.

Esto va en sintonía con la declaración del HCS de la UNC 30/2017 que definió lo siguiente: “La importancia y conveniencia de que las Facultades de la Universidad Nacional de Córdoba promuevan la modalidad y forma en que su Régimen Académico permita un abordaje integral sobre la temática del aborto desde una perspectiva de salud y derechos humanos de las mujeres” “Entendiendo al aborto como una problemática central de salud pública y de la sociedad en su conjunto, donde se necesita una formación con perspectivas interdisciplinarias y amplias para poder aportar como estudiantes y futuros profesionales a soluciones concretas”. y unos años antes también se definió por “adherir al tratamiento del proyecto de Ley de la interrupción voluntaria del embarazo” (Declaración HCS 7/2010). Estas declaraciones de la UNC definen la temática del aborto como un problema de salud pública y expresan la necesidad de formarse y debatir sobre el tema. Por otra parte, el Ministerio de Educación de la Nación determina el abordaje del siguiente lineamiento curricular sobre el tema: “El conocimiento de las situaciones de riesgo o de violencia vinculadas con la sexualidad: distintas miradas sobre la problemática del aborto (como problema ético, de salud pública, moral, social, cultural y jurídico)”. (Lineamientos curriculares para la Educación Sexual Integral – Programa Nacional de Educación Sexual Integral Ley Nacional 26150).

Es importante aclarar que el Consejo Asesor de la Escuela no ha expresado postura sobre la temática porque es en el seno del Congreso donde en definitiva se aprueba esta ley, es decir es el espacio en el que a través del debate y la posterior votación de sus miembros, elegidos democráticamente, se aprueban las leyes de la Nación y cabe, posteriormente, a toda la comunidad respetar las leyes aprobadas y puestas en vigencia.

Los docentes, no docentes, estudiantes y padres/madres de la Escuela pueden participar y militar según sus convicciones a favor de una postura u otra, en relación con el tema de debate. Sin embargo, como institución educativa albergamos sujetos con pluralidad de miradas – sobre tópicos que son objeto de debate en las aulas, dado que se trata de temas de ciudadanía-, pero no pretendemos uniformar pensamientos, propósito que desnaturaliza lo que define la práctica educativa, que debe propender a la emancipación y al pensamiento libre de los sujetos.

Por esos motivos, se autorizó a los alumnos que desarrollasen la Asamblea solicitada el miércoles 13 de junio, en el horario del almuerzo, de manera de no afectar el dictado de clases y además para que participaran libremente quienes quisieran hacerlo, teniendo en cuenta la consigna planteada. Además de proponer esto a los alumnos, también se ofrecieron espacios de la Escuela para el día martes 12 de junio (aprovechando que justamente ese día se realizaba un paro docente dentro de las jornadas planteadas por la CONADU) y los canales de comunicación de la Escuela para la convocatoria. Esto es una muestra de que para las autoridades de la Escuela, la temática no es indiferente y por ende, no se trata de una negativa a debatir, pero también expresa que garantizar el proceso de clases es una prioridad que no dejamos de lado.

La dicotomía planteada por parte de la Comisión de Género, en términos de “la Dirección no quiere discutir la ley”, “nosotras, sí”, es falsa y equivocadamente pretende marcar una grieta, en donde no existe. La Dirección de la Escuela ha planteado desde tiempo atrás la necesidad de generar espacios institucionales donde se pudieran encontrar todos los grupos de estudiantes, docentes y otros miembros que quisieran discutir sobre la Ley de IVE. Una muestra de esto son los diferentes espacios brindados para la discusión y el debate.

El día martes 12 de junio, a través de la página de la Escuela y de correo electrónico dirigido a todos los Coordinadores, Jefes y responsables de Área, comunicamos la decisión de no autorizar la realización de la Asamblea con el fin de que esta sea informada a todos los docentes. En el correo electrónico enviado además se precisó que las clases debían desarrollarse normalmente. Aun así, algunos estudiantes, conociendo que esta actividad no había sido autorizada, luego del izamiento de la Bandera, permanecieron en el primer piso y no concurrieron a las aulas. Una cantidad mayoritaria de alumnos permaneció en el aula donde habitualmente tiene clases a la espera de sus profesores, quienes dictaron clases en los dos primeros módulos de la jornada.

Una de las acciones que realizaron los alumnos, reunidos en Asamblea, fue recorrer los distintos espacios de la escuela, con cánticos alusivos al tema que los convocaba, irrumpiendo en las aulas donde se dictaban clases para arengar a sus compañeros a sumarse a la Asamblea. Aun en esta situación reinante, se propuso a los alumnos acompañar al movimiento de estudiantes universitarios que se estaba congregando en el museo de Antropología en estado de espera y de acompañamiento al debate en el Congreso, con permiso de retirarse después del mediodía, acompañados por docentes de la Escuela. Asimismo, buscar alguna propuesta de información y debate para el resto de los alumnos. Esta propuesta no fue aceptada por la mayoría de los estudiantes que estaban en la Asamblea.

Los profesores, como todos los días, debían asistir a las aulas para dar la clase planificada; si tenían alumnos concretar la actividad y, de lo contrario, consignar que estaban sin alumnos. Firmar el libro era fundamental y necesario para la jornada en cuestión. Así fue planteado a los docentes y a los delegados gremiales, para que pudieran resguardarse de la medida cautelar impuesta por la justicia, al quedar claro que tuvieron voluntad de dar las clases correspondientes. Esta estrategia fue conversada con la Dirección de Asuntos Jurídicos que asesoró de esta forma. Pero fundamentalmente, se buscó como eje principal el cuidado de los espacios y de las relaciones con los alumnos, evitando cualquier manifestación de violencia o choque entre los miembros de la Escuela. Se planteó en ese sentido, un eje que parece claro para mostrar eso: tener la calma que es necesaria para poder dialogar y la firmeza necesaria para poder plantear los pasos a seguir, es decir el dictado de las clases, los espacios dados para debatir por las autoridades de la Escuela, la responsabilidad de las acciones realizadas.

A media mañana, y en una nueva convocatoria de la asamblea, los estudiantes,  a través de una votación de los alumnos presentes en ella, decidieron realizar una toma que en consonancia con las tomas de las escuelas secundarias de Buenos Aires, era en apoyo a ley de la IVE.

Nuevamente, las autoridades de la Escuela, pese a mantener la posición de recuperar la normalidad de las clases, optó por garantizar el cuidado de quienes estaban en ella y trabajar para que no ocurriese ningún acto de violencia entre ningún actor institucional.

En esa línea, y de acuerdo a conversaciones con autoridades de la UNC, se convocó a los padres/madres para comunicarles que sus hijos estaban realizando la toma y que el cuidado de ellos también era de su responsabilidad. Debe ser claro que no se trató, bajo ningún punto de vista, de acciones persecutorias (como plantearon algunos actores) sobre quienes participaron sino que entendimos que comunicar a la familia era de responsabilidad por parte de la Gestión, para compartir con la comunidad la preocupación que teníamos en ese momento. Entendemos que las acciones de seguridad que hacemos cotidianamente en la Escuela (y podríamos describir muchas en estos años) no son acciones de persecución sino por lo contrario de cuidado hacia la comunidad y principalmente a los menores. Diariamente es necesario saber quién se queda en la Escuela, fuera de hora y en ese caso, qué actividad se queda realizando. Es la única forma de poder comunicar a la familia sobre su hijo si así lo requiriera. Por otra parte, las normativas de la Escuela en este sentido son claras. En efecto, la Circular n° 1 establece: “Respecto al horario de salida de las 16:05, se solicita colaborar para evitar que los estudiantes queden en la calle, expuestos a los peligros que esta situación propicia. Solo podrán permanecer en la Escuela aquellos alumnos que participen de actividades de equipo deportivo, actividades extracurriculares ofrecidas por el establecimiento, o que sean debidamente autorizados.”

Creemos que el momento que se vivió esos días dentro de un contexto de discusión y debate de la Ley mencionada, llevaba una estrategia diferente a la que finalmente se concretó con la decisión de realizar la toma de la Escuela.  Sin tomar definición por la ley, lo que sí estaba claro es que se trataba de una discusión postergada en años, que la sociedad planteaba como necesaria realizar, en estos momentos. Este avance de posibilidad de debatir, discutir y concretar una ley, entendemos que era de plena emoción colectiva y de profunda reflexión. La Escuela había planteado acompañar este “hito” de nuestra democracia, abriendo los espacios para la reflexión y el debate. La jornada previa a la votación de la ley era por lo tanto de acompañamiento colectivo.

La estrategia de la toma, en un contexto de una escuela que propicia el diálogo y que ofrece espacios para la discusión, y en una República que ha recuperado y trabaja para fortalecer la democracia tantas veces menoscabada, no era la medida adecuada para habilitar la participación de todos los estudiantes ni la práctica que permita vigorizar esa democracia que desde el ámbito educativo pretendemos sostener, como ya ha sido planteado en párrafos anteriores. Al contrario, se transformó en una imposición para toda la comunidad que no participó en esa decisión y que tenía otras miradas. Muchos alumnos y docentes deseaban tener y dar clases y la actividad se vio interrumpida autoritariamente por un grupo de alumnos. También es importante plantear lo siguiente: la Escuela, como hemos dicho, genera y ha generado los espacios para discutir y debatir y después, consensúa las actividades que se realizarán. Cuando suceden acciones que no son producto del debate ni del consenso, al menos institucionalmente, nos posicionamos en otra lógica, tenemos que responder a los hechos consumados. De alguna manera, la imposición de acciones realizadas por algunos sectores de la Escuela (desde una supuesta fuerza de la acción), plantea discutir algo desde su existencia. Acorde a  lo que se viene diciendo a lo largo del texto, planteamos lo contrario, discutamos desde la diferencia, debatamos, construyamos propuestas, pensemos para toda la escuela y finalmente, llevemos a la práctica los acuerdos.

Los actos producidos por sectores estudiantiles  generan una sensación de que son “actores anónimos” los responsables, porque es el colectivo el que aparece como emergente. Pero también es claro, o debiera serlo, que los actos, cualquier acto, es realizado por sujetos que deben asumir sus responsabilidades y es desde ahí, que se puede construir consenso desde la diferencia. Saber y reconocer los actos de uno permite debatir y buscar los espacios para ello y desde ese lugar, avanzar. No debería quedar a nivel institucional la sensación de que pasó algo, pero nadie fue o nadie se asume como responsable. Hay actores y es desde esa premisa que las diferentes voces se pueden expresar y escuchar.

Es entonces que surge como imperativo, como familias y como escuela, seguir trabajando en una formación democrática que entienda la libertad y la participación en el marco del respeto a las diferencias, de la responsabilidad ciudadana y del pluralismo.

También surge como necesidad, profundizar el sentido de la escuela como lugar de encuentro intergeneracional y, en ese sentido, el lugar del adulto, de la autoridad y de las normativas en una institución escolar de nivel secundario que forma para la vida en sociedad.

No debe perderse de vista que la escuela es un lugar para aprender, y para ello los límites y la seriedad resultan indispensables. La autoridad no es autoritarismo.

La conducta del ser humano y de un alumno en formación se moldea por el ejemplo, el diálogo, la participación y la convicción, el reconocimiento del bien y del mal, la aceptación consciente de un cuadro de valores.

Se educa con límites, y más aún, cuando ellos derivan de la convivencia con los demás ya que se fundan en la necesidad de respetar al prójimo, y esto implica alguna reducción de la voluntad de las personas y de la libertad total en sus conductas, por antipático que esto parezca. Los límites implican hábitos que se acepten, y deben adquirirse por la educación.

La familia es la primera educadora; familia y escuela debemos esforzarnos en conjunto en beneficio de la formación de nuestros alumnos y ese trabajo conjunto opera sobre un repertorio de normas acordadas, aunque sea tácitamente, de valores indiscutibles: trabajo, servicio, esfuerzo, honestidad, racionalidad, solidaridad, entre otros.

La escuela debe formar y contener, y precisamente contener es fijar límites. Es imposible regular seria y confiablemente la vida educativa de nuestros alumnos sin su participación, el debate, el acuerdo, pero además deben fijarse límites, indicar hasta dónde se puede llegar en el ejercicio voluntarista, donde está la frontera que impone el respeto por los otros, el linde de la justicia, la solidaridad, el servicio y el civismo. No es difícil saber qué es bueno y qué está mal.

En dicho marco, las autoridades y el cuerpo docente serán tales, y no un amigo o cómplice más, aunque exista gran afecto recíproco y la relación respetuosa y comprometida con el alumno constituya siempre una clave esencial del aprendizaje. Pero esa relación nunca es simétrica. El docente para serlo, está en un plano superior de saber, experiencia y docencia y como tal debe conducirse, para ser respetado.

Durante toda la jornada se siguió conversando y dialogando con los estudiantes, discutiendo y debatiendo con la familia, buscando encontrar estrategias que nos unieran y pudiéramos salir de esta situación conflictiva. Durante todos estos años de gestión, hemos sostenido que el diálogo es la mejor estrategia para lograr construir toda propuesta en la Escuela. La palabra en ese sentido, toma peso porque expresa nuestros objetivos y nuestras acciones. Cuando planteamos el deseo de discutir y generar los espacios para el debate de la ley, fue desde la convicción de que la Escuela lo tenía que realizar. La diferencia era el momento y el espacio para realizarlo.

En estas páginas hemos querido por un lado, fijar una posición desde la Gestión, respecto a los acontecimientos recientes; pero también volver a trazar los ejes que desde hace seis años sostenemos como Gestión: la construcción de una Escuela que permita el encuentros de voces diferentes, el debate de esas miradas (a veces contrapuestas) y el hacer de acciones que impliquen haber pensado en el otro/a. Desde hace tiempo que sostenemos que la pluralidad de miradas constituyen la riqueza de la institución,; el colectivo se nutre cuando tenemos capacidad de pensar lo que el otro está diciendo y sintiendo; ese colectivo se fortalece cuando después de cada día, nos sentimos mejor. Estamos mejor cuando cada uno de los actores de la Escuela se siente cuidado, dialogado, escuchado y respetado. Somos eso como Escuela, un espacio que necesita del otro para estar mejor. Como Gestión, las palabras de este texto refuerzan ese sentir. Ojalá que sigamos caminando por una mejor escuela que responda a los nuevos tiempos de nuestros jóvenes y de la comunidad toda.

Equipo de Dirección.
Escuela Superior de Comercio Manuel Belgrano.