Hoy se festeja el día del Trabajador. La escuela vivió una semana en pleno conflicto docente, por mejora en el salario y en las condiciones de trabajo. Fiel a su historia, además se siguieron realizando las actividades diarias. Hubo docentes que dieron clases y hasta se tomaron exámenes a alumnos ya egresados y gracias a esto, ellos empiezan a transitar la vida universitaria. Nos pudimos encontrar con los padres y charlar sobre muchas cosas, nuestros dolores y preocupaciones pero también de nuestros próximos proyectos, ilusiones y desafíos. Conversamos y discutimos el Convenio con el Club Belgrano y vimos los horizontes que se abren y las precauciones que son necesarias tener.

Ayer nomás hubo movilizaciones en Córdoba y en Buenos Aires organizada por los sindicatos. Y en ese mismo ayer, los alumnos del Centro de Estudiantes organizaron el acantonamiento para los alumnos de 2do y 3er año. Muchos chicos, más de 300 se juntaron en la escuela para cenar unas hamburguesas y posteriormente dormir en la escuela.
La comunidad ha encontrado múltiples formas de encuentro y de mirarse. Creo que de esta forma, empezaremos a construir las soluciones que necesitamos, empezaremos a escuchar la palabra del otro no por ser simples tolerantes sino porque nos interesa saber, sentir y comprender que le duele y que siente cuando nos está hablando. Hablando con sus palabras y con sus gestos.
Hoy es día del trabajador y todos docentes, los no docentes, los padres y madres, los estudiantes que laburan, la comunidad, todos nos merecemos un buen festejo.

El día del trabajador debe ser un día que nos permita mirar para adelante, un reconocerse en el trabajo, un mirarse y encontrarse con el otro u otra que esta/trabajando a la par de uno. Un descanso para poder mirar hacia dónde vamos.
Hacia dónde vamos, como empleados de la escuela, como trabajadores, como parte de un colectivo.
Somos parte de la escuela por decisión, por deseo y porque es simplemente, nuestro espacio de trabajo.
La escuela se convierte en un espacio laboral donde sus actores, hacen la diferencia. Desde donde nos encontramos. Nuestro desafío es hacer ese milagro con ese particular que necesita de ser mirado.
Muchos ejemplos aparecen del día a día que muestran esto.
– Día a día hay docentes que trabajan para acompañar a un alumno que necesita ser acompañado y no sabe cómo pedir un ayuda
– Muchos docentes han acompañado y acompañarán a estudiantes en las escuelas provinciales y municipales, mostrando que hay futuro o lo que es mejor, el presente tiene sentido
– Una madre trabaja en changas, carga con toda su prole, espera y acompaña a sus hijos a estudiar, sonríe, se abraza y tiene sólo tiempo para seguir estando con sus hijos
– Unos padres llegan a la escuela y plantean su trabajo precario y necesitan ser ayudados.
– Un estudiante del pregrado, recién egresado y reclama una oportunidad para el trabajo, y habla con la dignidad de quién reclama un derecho de todos.
– Docentes que miran que a un alumno le pasa algo y aunque no sea su tarea, para, espera y escucha su problema.
– Docentes que luchan por su salario pero también pelean y discuten por una mejor escuela pública que sea inclusiva para todos.
– Los docentes que acompañan los dolores de sus alumnos y otorgan al mismo, un tiempo no pago. Un tiempo de solidaridad.
– Los No docentes que silenciosamente trabajan en la escuela generando las condiciones para que temprano o a la noche se puedan dar clases.
– Trabajadores anónimos para muchos que día a día están y aportan lo que mejor saben hacer para que el colectivo Belgrano funciones.
– Estudiantes egresados que buscan su primer trabajo y recurren a la escuela porque piensan que desde aquí todo es más fácil.
No somos solos trabajadores de aula, somos trabajadores, somos docentes, somos no docentes, somos empleados de la escuela en cada uno de los espacios de la misma.

Seremos trabajadores en los espacios que nos produzca emoción intervenir, en los espacios en donde el corazón nos golpee más fuerte para hacer.

Nuestro trabajo debe ser transformador de la realidad de ese particular que hemos visto, que nos ha visto. De ese dolor, que hemos sentido y ya no podemos decir que no lo sentimos.
Somos trabajadores, que hemos elegido hacer en la escuela nuestro lugar de hacer y de acción.

Seamos capaces de vivir cada día como si fuera el primero y cada noche como si fuera la última.
Eduardo Galeano. (1940-2015)

Por Francisco Ferreyra 
Director de la Escuela Superior de Comercio Manuel Belgrano